EL TALLER CORAL
ROL DIDÁCTICO DEL CORO COMUNITARIO

Taller presentado en el
3º ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE EDUCACION MUSICAL - ISME / SADEM,
15 y 16 de septiembre de 2001, Mar del Plata, Argentina

 

La persona que se acerca a un coro comunitario tiene en mente un simple objetivo: cantar con otros, es decir, participar de una actividad que le permita expresarse musicalmente, en un contexto de socialización y encuentro.

Este objetivo se ve muchas veces distorsionado por diversos factores. Puede ser que esta persona sea "desafinada" y no se le permita participar de la actividad. O quizá afina pero nunca cantó a varias voces y al no comprender la mecánica de la armonización vocal cante con una actitud poco musical, con principal objetivo de "no perderse". También puede suceder que el director proponga obras demasiado difíciles para el nivel de los cantantes y se genere en el grupo una sensación de culpa por no ser capaces de responder a las expectativas del director. En todos estos casos, el coro no está cumpliendo con una misión fundamental: la de servir de medio educativo, que paralelamente a la actividad recreativa de canto y a la función socializadora sirva para formar musicalmente a los cantantes.

La percepción musical del cantante aficionado

Una correcta actitud pedagógica debería tomar como punto de partida el estado real del educando. Es imprescindible entonces que el director del coro comunitario conozca con claridad el nivel de sus coristas y sobre todo, entienda de qué manera perciben la música.
La educación técnica musical del director le impide muchas veces tomar conciencia de que los no alfabetizados musicalmente perciben a la música como una globalidad en la que melodía, armonía, ritmo, instrumentación, textura y expresividad son indistinguibles e inseparables. Teniendo en cuenta este tipo de percepción, se puede, a partir de ella, planear estrategias que ayuden al cantante a enfocar cada uno de estos aspectos de la globalidad musical, ponerle nombre y participar en su creación en forma conciente.

El primer paso en este proceso educativo debería respetar el hecho fundamental de que la percepción y realización de música es ante todo una actividad cargada de fuertes contenidos emocionales. La simple actividad de cantar al unísono en grupo es un vehículo de expresión individual y de sentido de pertenencia grupal y requiere de especial cuidado en los aspectos interpretativos. Un canto machacado, aunque aparentemente sirva para reforzar el aprendizaje de aspectos rítmicos o melódicos, no cumple con su misión de expresar emociones.

A partir de esa actividad de canto al unísono, el director puede encarar un proceso educativo que permitirá a los coristas comprender mejor la música que están cantando y adentrarse en ciertos aspectos técnicos de la música que les permitirán crecer como cantantes. Se enumera a continuación una serie de actividades que progresivamente permitirán alcanzar estos objetivos.

El canto al unísono

La actividad de canto al unísono (en lo posible acompañada por un instrumento armónico) obliga en primer lugar a la toma de conciencia de la diferencia de registro de las voces femeninas y masculinas y del hecho de que nuestra cultura considere a la octava como un virtual unísono. También se presta para realizar sencillos trabajos de análisis, muy útiles para discriminar aspectos del fenómeno musical.

El estudio de la forma poética del texto y el reconocimiento auditivo del fraseo y la forma de la canción y de sus aspectos rímicos (como por ejemplo, del tipo de compás en que se apoya) están al alcance de cualquier persona. (Aguilar y otros, 1999). La representación gráfica de este análisis provee al cantante de una suerte de partitura que le será muy útil como paso previo al contacto con partituras tradicionales. El
reconocimiento del movimiento de la melodía, si bien no es tan sencillo
para personas no entrenadas puede enseñarse y colaborará más tarde para la comprensón de ciertos tipos de armonización.

Si el cantante no puede afinar como sus compañeros será útil encarar una tarea especial (Aguilar, 2001) que les ayude a mover el cuerpo para conectarse rítmicamente con la música, tomar conciencia de su propia voz, conectarse con sus dificultades emocionales para el canto y comenzar a reconocer algunos elementos técnico - musicales que le serán de suma utilidad para el aprendizaje.

Las técnicas de armonización

Cuando el cantante ha desarrollado un buen manejo del canto al unísono y puede espontáneamente analizar las canciones que canta, estará capacitado para encarar el reconocimiento de la existencia de la armonía como plano de significación musical paralelo al melódico. La tarea consiste entonces en hacerle tomar conciencia de este plano armónico, permitiéndole extraer del conjunto sonoro los acordes de acompañamiento, cantar sus bajos y usarlos para acompañar las canciones, improvisar sobre bases armónicas, explorar la relación entre los sonidos de la melodía y los de la armonía, etc.

Por medio de esta actividad se llega a los primeros arreglos vocales (la
melodía acompañada por los bajos u otros sonidos de los acordes), elaborados en la clase, que pueden aportar un repertorio a dos voces al repertorio al unísono que el grupo ya tiene.

Si los cantantes han desarrollado convenientemente cierta conciencia del movimiento de la melodía y reconocen el plano armónico como parte del conjunto sonoro, podrán encarar con provecho el canto en terceras paralelas, la técnica de armonización más difundida en medios populares.

Esto agrega nuevas posibilidades al repertorio del grupo, ya que no sólo se pueden cantar canciones a dos voces en terceras sino que aparece la posibilidad de superponer las terceras con el bajo y empezar un trabajo a tres voces.

El objetivo del canto de cánones y quodlibets --permitir una experiencia armónica con medios sencillos-- suele verse distorsionado por la obligación impuesta a los cantantes de sostener su parte tratando de no escuchar a los otros. En estos casos, el resultado musical es pobre y poco expresivo. El trabajo de taller debería retomar el canto de cánones una vez que el grupo es conciente de todos los fenómenos enumerados más arriba: comprenderá que la superposición de líneas produce armonía y que las partes guardan relaciones reconocibles entre sí. Extenderá así su experiencia de armonización a otro tipo de texturas, incluyendo el disfrute de la polifonía, donde las voces se independizan rítmica y melódicamente y encarará la posibilidad de un trabajo expresivo en el que todas las voces imiten no sólo la entrada de la primera voz sino también su manera de cantar.

En este punto los cantantes estarán preparados para estudiar arreglos
corales sencillos, ya que todos los integrantes del grupo han experimentado los diferentes roles que el coro impone: saben cantar bajos, y mantener sonidos cuando cambia el acorde, pueden acompañar en paralelo a una melodía y sostener un contracanto con conciencia del resultado armónico generado por las voces.
Los primeros arreglos que el coro canta deberían tener puntos de contacto con las actividades que se han realizado en el taller. Todo el coro debería saber cantar la canción antes de encarar el estudio del arreglo. Luego, se estudiarán las partes frase por frase explicitando la función que cumple cada parte en el conjunto armónico. Si cada integrante del grupo es conciente en todo momento del sentido que tiene cantar su partey puede escuchar a las demás voces y adaptarse a ellas, se evitará la típica falta de musicalidad que exhiben los coristas cuando han aprendido sus partes sin conciencia del conjunto.

El proceso de introducción al canto coral llega entonces a su fin. El
cantante está preparado para asumir los roles fijos que el coro le impone y su crecimiento como corista puede continuar indefinidamente. Y el coro habrá cumplido con su objetivo primordial: transformar al ciudadano común en una persona hábil para comprender la música desde adentro y disfrutar creando música con otros.

Bibliografía:

- Aguilar, María del Carmen y otros: Análisis auditivo de la música.
Sistematización de una experiencia de cátedra y su transferencia a otras
áreas educativas. Extracto del Informe Final del Proyecto de investigación presentado en el Instituto de Teoría e Historia del Arte "Julio E. Payró", Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Edición de los autores, Buenos Aires, 1999

- Aguilar, María del Carmen: El taller coral, Edición de la autora, Buenos Aires, 2001